No puedo hacer nada, ante la ceguera ajena sólo puedo ser testigo de ella. Me gustaría gritar: - ¡Te vas a caer! ¡cuidado! ¡mira por dónde andas! ¡¿¡¿qué no lo ves?!?! pero de nada serviría, no hay más ciego que el que no quiere ver.
Confío que la vida sabrá hacerse comprender y yo aprenderé algo de todo ésto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario