sábado, 8 de septiembre de 2007

Aprender sin consuelo

Es terrible ver que alguien se hunde pero hay que ser valiente y no dejarse vencer por la errónea creencia de que se puede hacer algo para salvar a otro. Nadie puede salvar a nadie y el mero intento es nocivo para el salvador y el salvado puesto que es una mentira con la que habrá que acabar lidiando de frente y cuanto antes se afronta la realidad antes se llega a la conclusión más conveniente para el que se quiere salvar.
Comprendo que el sufrimiento de otro duela y más si es un sufrimiento con el que se empatiza pero demasiadas veces el alarde de sufrimiento no es más que una llamada de atención y hay atenciones que no son merecidas por mucho sufrimiento que haya detrás, preguntémonos ¿quién causa ese sufrimiento? y veremos que lo causa el mismo sujeto que hace alarde de él por lo tanto hay que ser la ocasión para que dicho sujeto tome consciencia de ello y acabe con esa actitud nociva para si y para los que le rodean.
Consolar ese dolor es alentar al sujeto a seguir alardeando, a seguir sufriendo porque esa fue la única forma que encontró de paliarlo y lamentablemente es una forma estúpida.
El dolor no se combate llorando, el dolor se combate aprendiendo y el que sufre jamás se dará cuenta de ello si consigue consuelo, sólo cuando no hay consuelo a uno no le toca más remedio que aprender.

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