El otro día un amigo me preguntó mi opinión sobre la fidelidad...
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Fidelidad: Lealtad, observancia de la fe que alguien debe a otra persona.
Lealtad: Cumplimiento de lo que exigen las leyes de la fidelidad y las del honor y hombría de bien.
Observancia: Cumplimiento exacto y puntual de lo que se manda ejecutar, como una ley, un estatuto o una regla.
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El diccionario nos dice... Lealtad, observancia de la fe que alguien debe a otra persona, sin duda el diccionario no miente, esa es la definición de fidelidad que a todos nos han enseñado pero la fidelidad es algo mucho más íntimo a mi entender, no se trata de la fe que alguien debe a otra persona, más bien se trata de la fe que alguien se debe a si mismo: uno se debe a si mismo el cumplimento exacto de sus propias leyes.
El problema viene cuando las leyes que me impongo son egoístas o injustas, débiles o permisivas, cuando aplico unas leyes para mi y otras para el otro.
La fidelidad pues depende de la calidad de las leyes y la calidad de las leyes depende de la calidad de las personas, una dependencia nefasta en según qué casos pero si uno es fiel a sus leyes para si y es fiel con la misma observancia para los demás en principio no se le puede pedir más. Probablemente la vida se encargue de pedirle a más de uno que REVISE sus leyes pero eso es la fidelidad: el cumplimiento exacto y riguroso de las propias leyes.
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