jueves, 17 de mayo de 2007

Sólo entonces te escucho

Escuchar es un acto complejo, exige poner atención a lo que otro dice sin pensar en nosotros mismos, escuchar es ponerse en la piel del otro y comprender las motivaciones que le llevan a exponer sus ideas en los términos en los que lo hace.
Si pienso en mi cuando te "escucho" a ti en realidad me estoy escuchando a mi.
Si pienso en ti cuando te escucho a ti es que estoy teniendo en cuenta cómo eres, cuales son tus temores, cuál es tu perfil psicológico, cuales son tus limitaciones, cuales son tus deseos, te estoy escuchando porque mi intención es comprenderte y para comprenderte debo, dentro de lo posible, "ser tú" por unos minutos y ponerme en tu lugar, sólo entonces te escucho. Y aún haciendo todo eso no es seguro que te comprenda porque no soy tú.
Si "escuchándote" me dejo llevar por cómo tus palabras me afectan a mi, si estoy pensando que tus palabras me están atacando o me están reprochando algo o me conectan con alguna experiencia anterior que desata mis temores... no te estoy escuchando! me estoy hablando tanto a mi mismo mientras hablas que no oigo nada.
Escuchar no es un acto pasivo, uno no es una pared ni un saco que están llenando de palabras, escuchar es un acto activo de reflexión igual o mayor que el de querer exponer unas ideas, el acto de escuchar exige querer recibir esas ideas, las del otro, no la propias.
Hay que ser muy libre para poder escuchar, hay que liberarse de uno mismo, y liberarse de uno mismo no significa no tener opinión, significa no permitir que las opiniones propias condicionen el significado de lo que se recibe, para eso es preciso querer saber qué quiere decir el otro, para eso es preciso y precioso escuchar.

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